• Mentiras que asemejan libertad

    Doy vueltas en mi colchón, sujetando con fuerza el mp3.
    Los audífonos ya dejaron de ser importantes y sólo siento la fuerte música golpear mis oídos.

    Son suaves melodías que una a una me obligan a inventar historias contigo.
    Son hermosas letras que me transportan a un escenario en donde tú y yo somos los protagonistas de un hermoso drama de final feliz.
    Sonrío con el rostro adherido a la almohada, sonrío y siento como mi respiración calienta la tela y me ahoga de vez en vez.

    Pero así se siente bien. Escondido de todo, formando mundos que quizás jamás sean parte de la realidad.

    Mi madre me ha llamado hace unos minutos para bajar a comer, y yo sólo le ignoro. Porque simplemente así se siente bien.
    Porque cuando estoy en mi mundo no hay forma de sacarme, porque cuando pienso en ti no quiero escapar nunca más.

    Tú eres sólo un chico de mi clase, al cual jamás he dirigido una palabra más allá de un saludo.

    Pero en mi mente eres mi mejor amigo. El que sostiene mi mano cuando lloro y río.
    A veces sueles ser mi cantante favorito, que dedica y escribe canciones sólo para mi. En esos escenarios yo soy el fan que aplaude y persigue, y que luego tiene la suerte de ser parte de tu corazón.

    A veces te transformas en el chico malo, que me hace sufrir por unos momentos pero que luego revela su corazón ante mi, confesando amor incomprendido.

    Y en mi cuerpo un escalofrío, cuando imagino escenas que nunca podré confesar.
    Un escalofrío que recorre mi cuerpo entero y me permite volar.
    Son besos y caricias, son noches que suceden en segundos y me transportan del cielo al mar.
    Dentro de mi cabeza y guardadas bajo siete llaves en la bóveda llamada ‘imaginación’.
    Donde nunca nadie podrá ser parte de esta canción.

    No me importaría compartir, si es que alguien alguna vez entiende esta sensación.
    Que ahoga y a la vez libera. Que transforma los días en horas, y las horas en minutos.
    Que no deja espacio para la duda ni el arrepentimiento.
    Donde el miedo es inventado y de la nada arrasado. Sin preguntas ni respuestas.

    Dentro de mi mente soy yo el que escribe sin impedimentos. Soy yo el que pone los ‘si’ y los ‘no’. Soy yo el que pone un ‘basta’, soy yo el que decide un final.

    La realidad es mi peor enemiga, cuando ya es irremediable el despertar, el levantar el rostro de la almohada y poner mis pies sobre la tierra.
    La realidad es el monstruo come sueños que no tiene piedad, que arruina el encanto de imaginar.

    En la realidad no me hablas, en la realidad ni siquiera piensas en mí.
    Porque no tienes idea de mi nombre y tampoco de lo que siento por ti.
    En la realidad recoges tu bolso luego de cada clase y caminas hacia ella, tomando su mano y besándole en los labios.

    Y es en ese momento cuando pido en silencio que alguien me lleve lejos.
    Que alguien me arrastre directo a la cama, contra mi almohadón, y que encienda la música lo más alto posible hasta que mis oídos retumben contra el auricular.

    Es la única forma de tenerte y realmente no me importa, porque la imaginación es una fuente inagotable de mentiras.
    De mentiras que parecen tan reales, de mentiras que no dañan a nadie.

    De mentiras tan hermosas que son difíciles de abandonar.
    De mentiras que me gustaría conservar.

    Muy dentro en mi mente, bajo siete llaves, en esa bóveda que se asemeja a la libertad.

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    Y terminé por escribir.
    No hay pareja, sólo se asume que es homosexualidad. Punto característico en mis historias :'D.

    Ya me quité muchas palabras de mis dedos, y eso me tranquiliza.
    Son las 6:33 AM y creo que podré dormir.